No se que me enferma más, si que piense que el hecho de que los criticos no opinen como ella es culpa de una conspiracion de mediocres (porque son todos tontos del culo menos ella) o el que una columnista critique a los criticos. Columnista es mas mierda que critico, eso lo sabe cualquiera.Reflexionaba en todo esto viendo el otro día ‘Ágora’, la hermosísima película de Amenábar que la crítica ha puesto por los suelos. Ni siquiera conozco a Amenábar, de modo que no me duelo como amiga, sino como simple espectadora. Me inquieta haber leído que es un film frío y sin emociones, una tabarra llena de insulsa astronomía, cuando a mí me pareció un trabajo estremecedoramente intenso capaz de conmocionar el cerebro y el corazón, una película de las que te remueven en el asiento y te ponen un nudo en la garganta. En cuanto a la astronomía, no entiendo cómo no entienden la grandeza de la mirada de Amenábar; el agudo desconsuelo ante esta Humanidad fanática y violenta, ante este patalear de cucarachas incapaces de levantar la cabeza y atisbar la enormidad del mundo, que fue lo que hizo Hipatía (por cierto: en español siempre se ha dicho Hipatía, con acento en la i). Como en esa formidable escena con el planeta Tierra flotando imperturbable y sereno en mitad del cosmos, mientras se escuchan los alaridos de los niños y mujeres degollados en una de las escabechinas que narra la película. La música de las esferas ensordecida por el dolor de la vida.
Ágora, en resumen, me ha gustado muchísimo, aunque comprendo que a algún crítico le pueda parecer una castaña, porque ya hemos dicho que no hay normas objetivas a la hora de juzgar una obra de arte. Lo que me mosquea, justamente, es esa especie de unanimidad en la censura. Se diría que muchos críticos se limitan a seguir lo que otros opinan; que se dejan llevar blanda y tontamente por el fluir de las aguas, por los prejuicios y los intereses, por las convenciones y los tópicos, por los banales dictados de la moda; y así, hay artistas a los que nunca pondrán mal, hagan lo que hagan, y artistas a los que nunca pondrán bien. Y todo esto, en fin, irrita muchísimo, incluso sin contar con el neuregulin.
Queria todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto y, mientras yo estaba alli sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno a uno cayeron al suelo, a mis pies.
01 noviembre, 2009
Criticos feos
El otro dia elogiaba a Carlos Boyero por la capacidad emocional superior por la que fue capaz de discernir que no todos los seres humanos tenemos los mismos gustos. Bueno, hoy torpedeo a Rosa Montero por lo contrario:
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1 comentario:
Me encanta cuando alguien para defender una cosa necesita criticar otra...
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