04 enero, 2010

Queridos Reyes Magos:

No, no voy a escribir aqui mi carta a los reyes magos, solo es un titulo poetico que se me ha ocurrido.

Hoy quiero compartir con el mundo el infierno de ir a buscar regalos en navidades. No se que odio mas, si el agobio de que todo este lleno o el agobio de encontrar algo que le vaya a gustar a quien corresponda. Y eso que este año me lo han puesto facil: mi hermana mayor practicamente se lo ha comprado ella y nos ha pedido la pasta, la mediana me dio una lista de peliculas (lo malo es que solo quiere peliculas descatalogadas esta chica, asi que eso no ha sido facil) y mi padre una de libros (tambien tiene cierta tendencia a los descatalogados, somos una familia de raros). Mi madre es otra cosa, siempre que la preguntas que quiere te dice que nada, por navidad o su cumpleaños da igual, nunca quiere regalos. Por supuesto se los seguimos haciendo, no vas a dejar a tu madre sin regalos, que clase de hija desnaturalizada serias? Curiosamente luego es la mas sencilla: peliculas de Agatha Christie o dramas "de mujeres" con trasfondo positivo a ser posible. "Pero si luego nunca las veo" es lo que te va a decir cuando habra el envoltorio, siempre,aunque sea mentira, sabe quien es el asesino en cada caso de Poirot, pero se sigue tragando las peliculas una y otra vez.

Y encima yo este año solo voy a tener un regalo bajo el arbol... bueno, es porque ya me han dado dos, pero aun asi da pena...

2 comentarios:

Christine Sixteen dijo...

Barbara Ann, pues a lo mejor tu regalo es enorme!
Fan de tu madre. Me encanta Poirot!
Yo a la mía le regalo libros marujiles best sellers que luego acabo leyendo yo primera.

Lo de Eli es muy fuerte. Si te va a conocer a este paso, jaja! Envidia sana. Quiero fotos!

Cristina dijo...

Qué buen gusto tiene tu madre :) Y la mía es igual con eso de no querer regalos. ¿No se dan cuenta de que se los vamos a hacer igual y que no nos vamos a escandalizar porque quieran algo?

Comparto los dos agobios aunque tampoco sé cuál es peor de los dos.

Tú mañana abre el regalo que te queda bien despacito, para que dure. Y piensa que yo te debo lo mío, que a este paso se juntará con el de tu cumpleaños y no sé si con el de Reyes del año que viene incluso.